jueves, 14 de julio de 2011

Estaba tirada en el piso, fumando, en mi cuarto, mi cama al lado, se podía ver el sol entrando desde la ventana y me daba directamente en la cara. Estaba todo en orden y yo la estaba pasando genialmente, tranquila, hasta que me suena el celular (rarísimo porque salió como de la nada) y era un mensaje. Era tu mensaje. El puto e insignificante mensaje que me debiste haber mandado hace tiempo. Me desperté y era la alarma, 9.00 a.m. 
Malditas expectativas que no me dejan en paz! 

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